INVESTIGADORES

 

Dr. Victor M. Toledo

 

vtoledo@cieco.unam.mx

Twitter: @victormtoledo

Blog: La ecologia es politica

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Pablo Alarcón Chaires

palarcon@cieco.unam.mx

Twitter: @palarconchaires

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 Laboratorio de Etnoecología

Dedicado a investigar de manera integral o interdisciplinaria las formas como los grupos humanos se apropian los bienes y servicios de los ecosistemas, a través de sus creencias, su repertorio de conocimientos y sus prácticas productivas. Concentrado en la región Mesoamericana, el laboratorio investiga comunidades y regiones de carácter indígena, con énfasis en la conservación de la biodiversidad y el desarrollo sustentable.

 

Etnoecología 

La etnoecología puede definirse como un enfoque o abordaje interdisciplinario que explora las maneras como la naturaleza es visualizada por los diferentes grupos humanos (culturas), a través de un conjunto de creencias y conocimientos, y cómo en términos de esas imágenes, tales grupos utilizan y/o manejan los recursos naturales. Dado lo anterior, la etnoecología se centra en el estudio del complejo kosmos-corpus-praxis, es decir en la triple exploración  de: (1) el sistema de creencias o cosmovisiones (kosmos), (2) el repertorio completo de conocimientos o sistemas cognitivos (corpus), y  (3) el conjunto de prácticas productivas, incluyendo los diferentes usos y manejos de los recursos naturales (praxis). La etnoecología ofrece entonces un marco conceptual y un método para el  estudio integral de los procesos de la apropiación humana de la naturaleza.

Con base en los numerosos estudios etnoecológicos realizados entre innumerables culturas de diferentes hábitats del planeta, es posible establecer algunos rasgos generales de las formas como los pueblos indígenas  del mundo contemporáneo conciben, conocen y utilizan la naturaleza y sus recursos.

 

 

 

Kosmos, corpus y praxis 

 

El Kosmos

Para los pueblos indígenas, la tierra y en general la naturaleza tiene una cualidad sagrada que está casi ausente del pensamiento occidental o "moderno". La tierra es venerada y respetada y su inalienabilidad es reflejada en prácticamente todas las cosmovisiones indígenas. Los pueblos indígenas no consideran a la tierra como un mero recurso económico. Bajo sus cosmovisiones, la naturaleza es la fuente primaria de la vida que nutre, sostiene y enseña. La naturaleza es, por lo tanto, no sólo una fuente productiva sino el centro del universo, el núcleo de la cultura y el origen de la identidad étnica. En el corazón de este profundo lazo está la creencia de que todas las cosas vivas y no vivas y los mundos social y natural están intrínsecamente ligados (principio de reciprocidad). En la cosmovisión indígena además, cada acto de apropiación de la naturaleza tiene que ser negociado con todas las cosas existentes (vivas y no-vivas) mediante el diálogo y a través de diferentes mecanismos como los rituales agrícolas y los actos shamánicos (intercambio simbólico). Por lo anterior, los seres humanos son vistos como una forma de vida particular participando en una comunidad más amplia de seres vivos regulados por un solo conjunto de reglas de conducta.

 

El Corpus

Los pueblos indígenas albergan un repertorio de conocimientos ecológicos que generalmente es local, colectivo, diacrónico y holístico. Como los pueblos indígenas poseen una muy larga historia de práctica en el uso de sus recursos circundantes, ellos poseen sistemas cognitivos que son transmitidos de generación a generación. La transmisión de este conocimiento se hace mediante el lenguaje, de ahí que el corpus sea generalmente un conocimiento no escrito. La memoria es, por lo tanto, el recurso intelectual más importante entre las culturas indígenas. Este cuerpo de conocimiento es la expresión de una cierta sabiduría personal y, al mismo tiempo, de una creación colectiva, es decir, una síntesis histórica y cultural convertida en realidad en la mente de un productor individual. Por esta razón, el corpus contenido en la mente de un sólo productor expresa un repertorio que es una síntesis de información de por lo menos cuatro fuentes: (a) la experiencia acumulada a lo largo del tiempo histórico y transmitida de generación a generación por un cierto grupo cultural; (b) las experiencias compartidas socialmente por los miembros de una generación contemporánea o cohorte; (c) la experiencia compartida en el hogar o el grupo doméstico al cual pertenece el individuo; y (d) la experiencia personal, particular a cada individuo, acumulada mediante la repetición de los ciclos anuales (naturales y productivos) y enriquecida por las variaciones percibidas y las condiciones impredecibles asociadas a ellas.

El conocimiento ecológico indígena está normalmente restringido a los ambientes inmediatos y es una construcción intelectual que resulta de un proceso de acumulación de experiencias tanto a través del tiempo histórico como del espacio social. Finalmente, el conocimiento indígena es holístico porque está intrínsecamente ligado a las necesidades prácticas de uso y manejo de los ecosistemas locales. Aunque el conocimiento indígena está basado en observaciones en una escala geográfica más bien restringida, debe proveer información detallada de todo el escenario representado por los paisajes concretos donde se usan y manejan los recursos naturales. Como consecuencia, las mentes indígenas no sólo poseen información detallada acerca de las especies de plantas, animales, hongos y algunos microorganismos; también reconocen tipos de minerales, suelos, aguas, nieves, topografías, vegetación y paisajes, incluyendo el cielo o firmamento. De manera similiar, el conocimiento indígena no se restringe a los aspectos estructurales de la naturaleza, es decir, los correspondientes a la identificación y clasificación de elementos (etnotaxonomías) o componentes de la naturaleza, también se refiere a dimensiones dinámicas (relativa a patrones y procesos), relacionales (ligado a las relaciones entre o de los elementos o eventos naturales) y utilitarias (relativas a su uso). Como resultado, es posible integrar una matriz cognitiva que certifica el carácter del conocimiento indígena y sirve como un marco metodológico para la investigación etnecológica.

 

La Praxis

En cuanto a la praxis, las sociedades indígenas subsisten apropiándose de diversos recursos de su vecindad inmediata. Así, la subsistencia de los pueblos indígenas está basada más en los intercambios ecológicos (con la naturaleza) que en los intercambios económicos (con los mercados). Por ello, están obligados a adoptar mecanismos de sobrevivencia que garanticen un flujo ininterrumpido de bienes, materiales y energía de los ecosistemas. En este contexto se adopta una racionalidad económica basada en los valores de uso, que en términos prácticos está representada por una estrategia del uso múltiple que maximiza la variedad de bienes producidos con el fin de proveer los requerimientos domésticos básicos a lo largo del año. Los hogares indígenas tienden por lo tanto a llevar una producción no especializada basada en el principio de la diversidad de recursos y prácticas. Este modo de subsistencia resulta en la utilización al máximo de todos los paisajes disponibles en los ambientes circundantes, el reciclaje de materiales, energía y desperdicios, la diversificación los productos obtenidos por el ambiente y, especialmente, la integración de diferentes prácticas: agricultura, recolección, extracción forestal, agroforestería, pesca, caza, ganadería de pequeña escala, y artesanía. Como resultado, la subsistencia indígena implica la generación de una amplia gama de productos que incluyen alimentos, instrumentos domésticos y de trabajo, materiales de construcción, medicinas, combustibles, fibras, forraje y otros.

Bajo la estrategia del uso múltiple, los productores indígenas manipulan el paisaje natural de tal manera que dos características principales se mantienen y favorecen: el mosaico de hábitats y la heterogeneidad biológica y genética. En la dimensión espacial, el territorio nativo se convierte en un complejo mosaico de paisajes en que campos cultivados, áreas barbechadas y cuerpos de agua son todos segmentos del sistema de producción. La creación de mosaicos de paisaje bajo la estrategia de uso múltiple indígena incrementa la biodiversidad. Varios autores han ya enfatizado la importancia de los modelos de uso de mosaicos de paisajes de baja intensidad de los pueblos indígenas y otras poblaciones de pequeños propietarios para la conservación de la biodiversidad. El mismo arreglo diversificado presente en los paisajes indígenas tiende a ser reproducido en un micro-nivel, donde se favorecen las estrategias de multi-especies, policultivos o agroforestería sobre el monocultivo. Como consecuencia, los recursos genéticos animales y especialmente los vegetales tienden a ser mantenidos en los campos agrícolas , sistemas acuáticos y huertos y agrobosques indígenas.